Apocalipsis en los trópicos, recientemente estrenada en Netflix se agrega a la lista de producciones que tratan de la emergencia del evangelismo en América Latina. No es la primera vez que la plataforma lanza producciones latinoamericanas sobre este tema. Podemos pensar, por ejemplo, en la serie argentina El Reino, de Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeiro, o en el documental La oscuridad de La Luz del Mundo, de Carlos Pérez Osorio y Mimi Maynard. Estos últimos lanzamientos eran particularmente críticos, retratando los evangélicos como corruptos y depravados sexuales. De hecho, en un capítulo reciente publicado por Claire Nevache, se demuestra que Netflix es percibido por los conservadores religiosos como un verdadero antagonista.

En este contexto, una gran cualidad del reciente documental de Petra Costa es mostrar un mayor balance en su aproximación al evangelismo brasileño. Nos presenta figuras tan carismáticas como virulentas, tales como Silas Malafaia, y el rol de estos pastores de megaiglesias en la elección y el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro. Sin embargo, no se queda en la caricatura: también nos muestra el papel de las pequeñas iglesias de barrios en la consolidación de un tejido social orientado a sostener las clases más pauperizadas. La directora de la película entrevista a pastores expulsados de su comunidad de fe por haber apoyado la candidatura de Lula, contradiciendo así el estereotipo según el cual los evangélicos son necesariamente conservadores y de derecha.

Este documental muestra las posiciones políticas de los evangélicos más conservadores, principalmente de Silas Malafaia. El expresidente brasileño Jair Bolsonaro habría sido impulsado por estas figuras religiosas, y respaldado por la feligresía. Según el documental, Malafaia se habría asociado con Bolsonaro para empujar una agenda político-religiosa. En un contexto polarizado, en el que el Partido de los Trabajadores estaba desacreditado por escándalos de corrupción y mantenía relaciones más distantes con los evangélicos desde 2010, el predicador apela a la emoción de los votantes, usando una retórica apocalíptica y agresiva.

Es importante matizar que, si bien el pastor Silas Malafaia, junto con otros, promovió activamente la candidatura de Bolsonaro, el documental deja entrever que la relación entre liderazgo religioso e intención de voto es más compleja de lo que a veces se asume. Malafaia no representa a todos los evangélicos de Brasil; su liderazgo, aunque influyente, no garantiza una adhesión unánime entre sus fieles. Dentro del campo evangélico existen posturas políticas diversas y también resistencias al aprovechamiento de la fe con fines electorales. Las investigaciones al respecto muestran que la feligresía no sigue ciegamente las orientaciones políticas de sus pastores.

El documental también insiste en la importancia de la religión en la sociedad y en la política brasileña. Se muestran escenas como un discurso de Jair Bolsonaro ante un océano de seguidores políticos, muchos de ellos con una Biblia en mano o vistiendo camisetas con eslóganes religiosos. Estas imágenes exponen el anclaje del cristianismo en el país con el mayor número absoluto de población evangélica de América Latina: 47.4 millones de personas en 2022, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Esta presencia masiva no solo se refleja en los templos que proliferan en las favelas y centros urbanos, sino también en la cultura política nacional. Lejos de ser un fenómeno periférico o privado, la religión es presentada aquí como una fuerza estructurante del tejido social y político brasileño, con un poder de influencia sobre todas las esferas del país, desde el lenguaje público, hasta la legislación nacional.

Más que una simple crónica, este documental plantea una advertencia. Muestra cómo una narrativa conservadora y autoritaria puede penetrar las periferias, no solo a través de discursos nacionalistas, sino también bajo el paraguas de valores cristianos. El objetivo de los líderes que promueven una estructura política alineada con una moral religiosa —una bancada evangélica sólida, una presencia determinante en las altas esferas del Estado y jueces simpatizantes— queda claro en el documental: se revela un proyecto de poder cuidadosamente calculado, que va mucho más allá de una promesa espiritual. Apocalipsis en los trópicos no es solo un retrato urgente del pasado reciente brasileño, sino una herramienta poderosa para pensar el futuro de las democracias de América Latina. Al mostrarnos cómo se moviliza la fe para justificar proyectos autoritarios, el documental nos interroga: ¿estamos frente a un renacimiento espiritual o a una regresión política disfrazada de salvación?

*Inicialmente publicado en La Prensa*