Con las actuales protestas en Panamá ya son cuatro los grandes momentos de movilizaciones sociales en el país desde diciembre de 2019. Esto resulta llamativo ya que luego el país se ha destacado por ser una democracia estable, con continua rotación en el poder, con un producto interno bruto per cápita muy arriba de la media de la región y por no tener protestas de la magnitud de las que han sucedido recientemente. ¿Qué es lo que hay detrás de ellas, por qué suceden ahora y qué panorama político enfrenta el país?
Actualmente las huelgas y manifestaciones tienen como detonador la aprobación legislativa de una reforma pensional, la firma de un memorando de entendimiento entre Panamá y Estados Unidos que algunos consideran una violación de la soberanía del país, y la discusión del gobierno sobre abrir de nuevo una concesión minera declarada como inconstitucional el año pasado. Pero en diciembre de 2019 ya hubo movilizaciones de carácter juvenil en torno a la reforma constitucional que el gobierno de Laurentino Cortizo anunció y trató de llevar sin consultas ciudadanas; en julio de 2022 el país vivió las mayores protestas desde la transición a la democracia a causa del alto costo de la vida; y en octubre y noviembre de 2023 se superaron las de 2022 con ocasión de la rápida aprobación legislativa del contrato con la empresa que explotaba la mencionada mina. El país está actualmente en un ciclo de insatisfacción ciudadana y cuestionamiento institucional que sobrepasa el tema coyuntural y que obliga a mirar un poco más atrás.
Según las encuestas del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) es bajo el apoyo a la democracia, de solo un 37.0% en 2023. Asimismo ha disminuido la opinión favorable de la ciudadanía respecto de instituciones como el gobierno y los partidos políticos, que se supone debieran representar intereses colectivos. El gobierno ha caído desde un 40.1% en 2019 a un 23.1% en 2023, mientras que los partidos han caído de un 25.3% a un 15.1% en el mismo período. A esto se suma que un 62.4% de personas manifiesta sentir una emoción negativa cuando se le pregunta por qué sentimientos le genera la política. La ciudadanía panameña está evidenciando un momento de falta de confianza en la política como forma de procesar las demandas y el conflicto social.
¿Pero por qué ahora y por qué no antes? Esto puede estar relacionado con el estancamiento de la economía, ya que luego de crecer significativamente durante la década pasada se tuvo que enfrentar una desaceleración económica agudizada por la pandemia y los efectos de la cuarentena en el país, una de las más severas a nivel mundial. En un país destacado por su desigualdad esto ha golpeado particularmente a las personas con menores condiciones de bienestar y a los más jóvenes, justo los dos grupos sociales que aparecen como los más alejados del régimen democrático según las encuestas del CIEPS. Los jóvenes, en efecto, han sido parte importante de las movilizaciones de 2019 y del 2023.
No obstante, esta situación económica y social no es ajena a la del resto de la región, por lo que también hay que discutir cómo detrás de la aparente estabilidad política del país ha habido un sistema electoral particularmente favorable a las organizaciones partidistas históricas (Brown Araúz, 2020; Nevache, 2022). La fórmula electoral y el tamaño de las circunscripciones en elecciones legislativas sobrerrepresenta a los partidos más grandes, que son conocidos por su funcionamiento clientelar y de patronazgo, y eso ha impedido que nuevos grupos y demandas lleguen al sistema. Una de las maneras en que el Estado panameño ha tratado de resolver esto es con la instauración de la figura de diálogos con los sectores que exigen soluciones puntuales o inclusión, pero esto se ha desgastado al punto de no ser más una alternativa a los problemas de representación (Brown Araúz y Pérez, 2019; García-Rendón y Subinas, 2023).
En torno a esto hay un nuevo arreglo institucional, el de los candidatos elegidos por libre postulación, que ha comenzado a asentarse como expresión del descontento y lo no incorporado por el viejo sistema de partidos. De allí ha surgido Ricardo Lombana como alternativa presidencial, primero con un tercer puesto en 2019, y luego con un segundo puesto en las elecciones del año pasado. Asimismo, la bancada elegida por la libre postulación se ha hecho la más grande en la Asamblea, con 20 de los 71 diputados en 2024. Pero aún está por ver cómo este nuevo fenómeno político que tiene en la base de su discurso la lucha contra la corrupción logra captar las diversas demandas sociales y económicas que se vienen acumulando en la ciudadanía.
Lo cierto es que parece que aquello a lo que ahora tiene que responder el gobierno, los partidos tradicionales y las nuevas fuerzas políticas independientes no es solo a los problemas puntuales que se han acumulado por las condiciones sociales y económicas, sino también a la separación de un grupo de la ciudadanía de la idea de la democracia y la política como forma de procesar quién debe recibir qué, cuándo y cómo. La suma de agravios ha deteriorado la confianza en el régimen, las instituciones políticas e incluso entre los mismos ciudadanos (4 de cada 5 panameños no confían en el otro, según el CIEPS). La solución no es fácil ni será rápida, sino que requiere un arduo trabajo de recuperación de lo público como objetivo de la política, de acciones que respalden el discurso en esa materia, y de una lenta recuperación de la idea de comunidad política.
Referencias bibliográficas
Brown Araúz, H. (2020). Financiamiento político en Panamá: situación actual, tendencias de reforma y desafíos específicos. Revista de Derecho Electoral, (29), 12.
Brown Araúz, H., y Pérez, O. (2019). “Panamá: el diálogo político como escenario para la formulación de políticas públicas”. Working Paper, Baker Institute for Public Policy. https://bit.ly/3krBQBS
García-Rendón, S., & Subinas, J. (2023). La irrupción de lo político después de la pandemia. El caso de Panamá. Iconos. Revista de Ciencias Sociales, (76), 13-31.
Nevache, C. (2022). Ciudadanos contra los «residuos»: la reforma electoral de 2021 en Panamá. Revista Gobierno y Sociedad, (2), 159-167.
*Publicado inicialmente en Latinoamérica21*

Politólogo, Doctor en Estado de Derecho y Gobernanza Global por la Universidad de Salamanca. Sus temas de investigación son la calidad de la democracia, las instituciones informales y la corrupción. Tiene experiencia profesional en Colombia, Ecuador y España.
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