“En Panamá no hay ideología”, se escuchaba y se leía regularmente de especialistas y personas en general. Según escribió hace relativamente poco el politólogo Orlando Pérez (2011), gran conocedor de Panamá, esta ausencia de ideas se atribuía en general al carácter comercial del país definido por su posición geográfica, que para ser aprovechada demandaba una actitud pragmática en todo sentido. Según Pérez, en Panamá quien tuviera ideas muy arraigadas, aquel que no estuviera dispuesto a negociar, era visto como un ente extraño que hacía peligrar todo el sistema.
Hoy, si se mira con un poco de atención, es evidente que las cosas han cambiado, si es que acaso alguna vez fueron como se pensaban. Por ejemplo, se ve claramente en la dificultad de encontrar una visión compartida en el diálogo de la Caja de Seguro Social. También en el debate sobre si el mejor camino para llegar a una nueva Constitución es activar la constituyente paralela o de alguna manera instalar una originaria. Y qué decir del posicionamiento antagónico entre quienes promueven el matrimonio entre personas del mismo sexo y quienes lo rechazan en nombre de la protección de la familia tradicional. Nadie escapa de las argumentaciones altamente ideológicas: periodistas, comentaristas, gremios de empresarios, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales y un largo etcétera.
Con el ánimo de ordenar este aparente caos, especulé públicamente sobre la posibilidad de que actualmente en la sociedad panameña convivan y se solapen tres líneas de conflicto que dan sentido a sus respectivos sistemas de ideas. Estas posibles líneas serían: estatismo/librecambismo; conservadurismo/progresismo y corrupción/anticorrupción. En ellas incluso se pueden ubicar con bastante facilidad organizaciones, líderes de opinión y dirigentes polìticos para tener una idea de cómo se activa cada línea de conflicto durante los debates cotidianos. No hace falta que los protagonistas se autoproclamen parte de algún lado del conflicto, porque para ser actor político son otros actores los que dan el estatus y ubican a quien amenaza su supervivencia, crecimiento y autonomía.
Si algún valor tiene la propuesta de interpretar la política panameña de hoy por medio de estas tres líneas de conflicto, es que permite acercarse a la complejidad del asunto. Según el tema que se active en el debate público, las coaliciones y “miembros” de las distintas corrientes de opinión pueden cambiar. Por momentos, puede llegar a ser desquiciante porque una pelea de todos contra todos. Por ejemplo, muchas de las personas que podrían coincidir contra el control de precios, podrían discutir amargamente cuando se trata del matrimonio entre personas del mismo sexo. Dicho de otro modo, la política panameña ya no se divide entre perredistas y panameñistas. De hecho, podría ser que uno de los problemas actuales del sistema panameño de representación política sea que no termina de articular y reflejar satisfactoriamente la complejidad ideológica del país. Y esto lo digo a pesar de que Sergio García y Jon Subinas, investigadores del CIEPS, han encontrado que el posicionamiento ideológico de la ciudadanía panameña coincide casi perfectamente con el de los diputados de la Asamblea Nacional.
De la especulación sobre las líneas de conflicto quizás podemos pasar a plantearnos preguntas de investigación gracias a abundantes datos disponibles. Durante quince años, y por medio de ocho encuestas, el Barómetro de las Américas, coordinado desde la prestigiosa Universidad de Vanderbilt, ha preguntado a la ciudadanía panameña por su posición ideológica. Si creemos que la población del país no tiene ideas políticas, los resultados son sorprendentes. En promedio, el 81% de la población se autoubica en alguna parte del continuo ideológico que va de la extrema izquierda (1) a la extrema derecha (10). El porcentaje de respuesta es ligeramente superior al promedio latinoamericano, que es de 78.1%. Pero la sorpresa no acaba ahí, pues la cantidad de personas que se autoposicionan ideológicamente ha ido aumentando gradualmente de 71.8% en el periodo 2007-2011, a 87.2% en el periodo 2012-2018. Parece que la población panameña no solamente está entre las más ideologizadas de América Latina, sino que cada vez lo está más.
Bajo la dirección del politólogo francés Olivier Dabéne, he estado explorando en clave latinoamericana este asunto junto a las politólogas Sophie Wintgens y Claire Nevache. Entre muchas cosas interesantes, nos hemos encontrado con que el electorado panameño está cada vez más polarizado. Entre 1996 y 2007, la polarización de la sociedad panameña disminuyó hasta llegar a su nivel más bajo en 2007, cuando sólo el 4% de la población se ubicaba a sí misma en la extrema derecha o en la extrema izquierda. Pero a partir de 2008, coincidiendo con el inicio del realineamiento del sistema de partidos, la radicalización ha alcanzado cifras récord, llegando al 30% de la población en 2016.
La siguiente gráfica nos permite ver que el aumento del radicalismo en Panamá fue principalmente el resultado del crecimiento de la extrema derecha, que promedió el 12% de la población durante el período, con un pico de 32% en 1998. Por su parte, la extrema izquierda reunió en promedio a un 7% de la población, con un máximo de 22% en 1996. La gráfica también permite observar que el radicalismo de la extrema izquierda y la extrema derecha experimentó una evolución de disminución similar durante mediados de la década del 2000, para desde entonces volver a crecer.
De lo anterior surgen muchas preguntas. La primera y más recurrente es qué entiende la ciudadanía panameña por izquierda y derecha. No los abemos bien aún, pero estamos trabajando en ello bajo la comprensión bastante aceptada en la ciencia política actual de que los contenidos de la clásica división izquierda/derecha ya no funcionan. En este sentido, algunos especialistas han hecho enormes y profundas investigaciones que actualizan los sistemas de ideas y que nos indican por dónde empezar a indagar. Usando datos del Proyecto de Élites Latinoamericanas PELA, el politólogo Manuel Alcántara (2004) encontró que las variables explicativas de las posiciones ideológicas en América Latina son las preferencias sobre las características del sistema de pensiones, la posición sobre el aborto y la posición sobre las minorías culturales. Por otro lado, con Olivier Dabéne estamos explorando el tema por medio de las posiciones sobre la regulación de la economía, el aborto, el matrimonio igualitario, el enfoque sobre de seguridad ciudadana y las vías para superar el régimen autoritario venezolano.
Otra pregunta que surge es por qué. Nuevamente, Manuel Alcántara, en un pequeño artículo publicado recientemente en Latinoamérica 21, nos señalaba algunas variables que se deben tener en cuenta para contestar esta pregunta y además no caer en el error de usar el término “polarización” facilonamente, hasta vaciarlo. Las características del sistema de gobierno, el rol de las redes sociales, los programas de los partidos políticos, las campañas electorales y la desigualdad podrían ayudar a explicar la polarización donde la haya. En todo caso, buscar comprender la dinámica ideológica en el país no es un ejercicio inútil. La forma en que interpretamos el país y el mundo tiene un impacto directo sobre la convivencia, la asociatividad, las políticas públicas y la gestión de gobierno, entre otros asuntos igualmente importantes.
No pocas veces, ante el planteamiento de que la sociedad panameña no era ideológica, se solía desear explícitamente que esa situación –quizás vista como anómala y perniciosa– cambiara. Ahora parece que la situación es otra y que a veces tampoco nos gusta tanto tanta batalla ideológica. Pero la realidad es la que es, y toca tomar conciencia de que el país, de muchas maneras, ya no es el mismo que en 1999, 1989 o 1968. Luego, con plena conciencia de lo que somos, esperemos actuar lo mejor posible en aras de convivir democráticamente y conseguir el bienestar que deseamos en este territorio que compartimos.
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Bibliografía
Alcántara, Manuel (2021). polarización, ¿qué hay de nuevo? En https://latinoamerica21.com/es/polarizacion-que-hay-de-nuevo/
(2004). ¿Instituciones o máquinas ideológicas? Origen, programa y organización de los partidos latinoamericanos. Institut de Ciénces Politiques i Socials, Barcelona.
Brown Araúz, Harry (2020). Elecciones Panamá 2019: un nuevo desvío. En Manuel Alcántara (dir.) América Latina vota, 2017-2019. Tecnos, Madrid. 391-428pp.
(2017). Definición del concepto “Actor político”. En VVAA. Diccionario Electoral. IIDH-CAPEL, San José, Costa Rica. 19-25pp.
Pérez, Orlando (2011). Political culture in Panama: democracy after invasión. Palgrave Macmillan, New York.
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Es autor de los libros “El vencedor no aparece en la papeleta” (2018) y “Partidos políticos y elecciones en Panamá: un enfoque institucionalista” (2007) y editor y coautor del libro “Las reformas electorales en Panamá: claves de desarrollo humano para la toma de decisiones” (2010). Ha sido profesor de análisis político en el Programa de Alta Gerencia y en el Executive MBA INCAE. Miembro del Concejo Asesor del Observatorio de Reformas Políticas en América Latina de la UNAM y la OEA y del Concejo Asesor del Informe Estado de la Región con sede en Costa Rica. Ha sido hasta el momento el único panameño miembro de la Junta Directiva de la Asociación Latinoamericana de Ciencias Políticas (ALACIP), periodo 2010-2014. Electo director mediante concurso internacional por la junta directiva del CIEPS el 6 de marzo del 2018, inició funciones el 17 de septiembre del mismo año.
Siempre supe que los extremistas políticos en Panamá no eran muchos, pero por lo que mencionan estos estudios, vale la pena echar otro vistazo. ¿30% de la población radicalizada? Sin duda es preocupante; y es muy llamativo que hay épocas en los que la extrema izquierda simplemente desaparece de la población panameña. Sería interesante hacer un nuevo sondeo en tiempos de pandemia, a ver qué tanto nos movemos en ese tira-y-afloja ideológico. Sin embargo, como igual mencionan, sería bueno definir las posiciones sobre qué ideas apoya cada extremo ideológico. Por poner un ejemplo; no veo movimientos realmente fuertes del ideario marxismo-leninista en Panamá, como para decir que la extrema izquierda panameña sea profundamente de porte comunista. Sin dudas, hay mucho que se puede investigar.