En esta ocasión, el Dr. Xavier Sáez-Llorens, jefe del departamento de investigación del Hospital del Niño, ha entrevistado a la Dra. Nadia De León, investigadora y co-fundadora del CIEdu (Centro de Investigación Educativa de Panamá), asociado al CIEPS.

Xavier: Se está reformando el programa de la Beca Universal, y ahora se llama PASE-U. Ya veremos exactamente qué cambios trae, porque la mona aunque la vistan de seda… En todo caso, ¿con todos los problemas críticos que tiene nuestra educación, quién dice que debemos invertir tantos fondos y esfuerzos en un programa como este?

Nadia: Algunas personas todavía no se han enterado, pero en Panamá ¡cerca de la mitad de nuestros jóvenes no asiste a la escuela! Estudiando las mejores prácticas para la mejora de sistemas educativos como el nuestro alrededor del mundo, y tomando en cuenta las recomendaciones del programa PISA, UNICEF, el BID y otras entidades reconocidas, una de nuestras prioridades debe ser resolver la bajísima cobertura en secundaria (educación pre-media y media). Entre los jóvenes de 16 a 18 años no llegamos al 55% que se matricula en una escuela, y muchísimos menos se gradúan. Para enfrentar este reto debemos enfocarnos en disminuir ausencias, evitar la repetición y disminuir la deserción. La mejor manera de lograr estos propósitos son los programas de seguimiento individual y refuerzo académico, la atención adicional en los momentos de transición hacia pre-media y media, y las transferencias económicas atadas a asistencia escolar, como lo fue la Beca Universal.

Xavier: La Beca universal no era una beca; las becas son estímulos por esfuerzos y méritos. Cualquiera comprende eso. Y en nada ayuda a mejorar la calidad de la educación panameña.

Nadia: Es correcto. El programa es un subsidio, y por eso el nombre del programa reformado, “Programa de Asistencia Social Educativa Universal”, o PASE-U, es mucho más apropiado. Es un subsidio que busca disminuir la deserción. Asegurar que los estudiantes estén en la escuela, por un lado, y mejorar su rendimiento, por el otro, son dos objetivos muy distintos, y necesitan estrategias distintas. No hay solución universal, pero en todo caso, sí hay una conexión clara porque esforzarse por asistir a la escuela es el primer paso para que muchos jóvenes puedan luego mejorar sus notas. Si no están, ¿qué notas van a tener?

Xavier: El programa es un subsidio a la pobreza, y encima el destino en el que se utiliza el dinero es incierto.

Nadia: El objetivo de programas como la Beca Universal es intercambiar con los padres dinero a cambio de que sus hijos sigan en la escuela. Más allá de en qué usen los fondos, si los chicos asisten a la escuela, logramos el objetivo. Esto es particularmente importante en algunas zonas rurales donde realmente los niños si no estarían trabajando, y por eso el dinero reemplaza el ingreso que el niño podría estar trayendo a la familia. Pero también es importante en otras áreas y para cualquier familia en la que, por cualquier contexto social o particular, los niños están en riesgo de abandonar la escuela. Si a alguna familia esos fondos le hacen posible pagar el pasaje a un adolescente que tiene que viajar lejos para asistir a la escuela, ganamos todos porque logramos garantizar el derecho a la educación.

Xavier: Defiendo una educación pública, gratuita y de calidad, pero no me parece buena idea el subsidio en efectivo sin regulación. Sí creo en garantizar nutrición y provisión de útiles escolares en áreas pobres.

Nadia: Primero que nada, como médico, no creo que en medicina estaría de acuerdo con “no creo en…” Hay evidencia de que las transferencias monetarias condicionadas son efectivas para disminuir la deserción, incluso en países parecidos al nuestro. Claro que si los fondos se usan en lo que deberían usarse según la ley, como útiles escolares, sería mejor. Además, claro está que proveer nutrición, materiales escolares, y hasta transporte también son ­–o serían–inversiones importantes y eficientes.

Xavier: Háblame de la evidencia científica. Aquí no existe ninguna corresponsabilidad por parte del estudiante o las familias. Ese subsidio es un regalo que en nada mejora la situación al no fomentar que los jóvenes y padres cumplan con su parte. La palabra “condicional” en los programas de transferencias condicionales es sumamente importante.

Nadia: Absolutamente. Matricularse, asistir a la escuela y obtener las notas mínimas necesarias ha sido siempre la condición en Panamá. Tenemos evidencia cercana, en Honduras se aplicó un programa parecido experimentalmente y resultó que los niños cuyas familias recibían el beneficio tenían más probabilidad de estar en la escuela y menos probabilidad de trabajar que aquellos que no lo recibían. Sin embargo, al mirar con cuidado se dieron cuenta que el efecto era significativo sólo en los jóvenes de los estratos más pobres, los dos últimos quintiles, específicamente. En las áreas rurales de Colombia hubo un programa parecido que fue efectivo en aumentar la asistencia de los jóvenes a la escuela. También aquí en Panamá vemos que la tasa de deserción es alta en áreas como Darién y las comarcas. Además, al consultar a estudiantes, docentes, directores administrativos y padres de familia, las causas principales identificadas por las que los jóvenes dejan la escuela son causas económicas.

Xavier:  Los resultados de la Beca Universal revelan mejoría discreta en cuanto al nivel de deserción; es decir, parece ser que menos jóvenes están dejando la escuela, pero un 3.0 es una mediocridad. ¿No deberíamos esperar más de nuestros jóvenes?

Nadia: Sí, debemos trabajar juntos para que los jóvenes logren aún más y el sistema los apoye, pero volviendo al objetivo del programa, son justo los jóvenes que apenas logran el 3.0 los que están en mayor riesgo de salirse del sistema. En las familias de bajos recursos muchas veces los jóvenes trabajan para apoyar con los gastos de la casa o trabajan en agricultura, y ya hemos visto en varios estudios sobre Panamá que los estudiantes que trabajan en general alcanzan menos logros escolares.

Xavier: ¿Qué evidencia tenemos de que un programa como este puede ayudar a aquellos que apenas logran el 3.0 a mantenerse en la escuela?

Nadia: El consenso entre los especialistas que estamos al día constantemente con la literatura relevante, es que en América Latina y en el mundo los programas han tenido un impacto positivo significativo. Por ejemplo, en el 2012 se hizo un estudio de meta-análisis. Como sabes, los meta-análisis son estudios que combinan los resultados de muchos otros estudios que plantean todos la misma pregunta. Este meta-análisis combinó 42 estudios que evaluaban el impacto de programas de transferencia de efectivo en 15 países en desarrollo. Encontraron que el tamaño del efecto en matrícula, asistencia y deserción fue significativo. También notaron que a mayor el monto de la transferencia, mayor el efecto. Además, encontraron que los programas que condicionaban la transferencia en base a algún criterio de logro académico y aquellos que no se pagaban mes a mes sino con menos frecuencia, tenían un impacto mayor. Es decir, las características tanto del programa de Beca Universal como aquellas propuestas para PASE-U se alinean con las mejores prácticas identificadas para maximizar esfuerzos.

Xavier: Pero estos programas requieren una inversión enorme, realmente ¿valen la pena? ¿El resultado vale el precio? ¡No hay evidencia contundente de costo-beneficio!

Nadia: Es cierto que no hay suficiente información para acumular abundante evidencia confiable sobre costo-beneficio, pero hay un meta-análisis más reciente de los mismos autores que incluye consideraciones de costo-efectividad. Se analizaron los resultados de 94 estudios sobre 47 programas de transferencia de efectivo en países de ingresos medianos y bajos, y concluyeron que había evidencia de impacto y costo-efectividad en cuanto a matrícula, asistencia, deserción y tasa de jóvenes que se gradúan.

Xavier: En el meta-análisis que mencionas, hay países Latinoamericanos, lo cual me inspira confianza de que los resultados en Panamá podrían ser parecidos. Sin embargo, habría que precisar bien la metodología de la revisión sistemática para asegurar que el diseño de todos los estudios evaluados sea similar. Entonces es probable que este programa tenga el impacto que buscamos, pero qué bien que lo empecemos a llamar por lo que es: subsidio, no beca.

Nadia: Sí. Lamentablemente el nombre causó mucha confusión, y va a ser difícil deshacer ese efecto en la opinión pública. Por eso necesitamos más conversaciones como ésta.

Xavier: Así es. Debemos conversar, cuestionar y decidir cada vez más basándonos en evidencia científica.

Nadia: ¡Amén!