La violencia de género es una de las violaciones de los derechos humanos más propagadas a lo largo del mundo. Presenta una serie de expresiones que van desde las más sutiles hasta las más atroces y fatales, lastimando y marcando la vida de niñas y mujeres, que representan el 50% de la población mundial. El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, conmemora a las hermanas Mirabal, tres activistas dominicanas que fueron asesinadas en esta fecha en 1960 por orden de Rafael Trujillo, entonces gobernante en la República Dominicana.
Por esta razón, desde el CIEPS hacemos una reflexión acerca de la violencia sexual, uno de los tipos de violencia que enfrentan las mujeres de forma mayoritaria, y que ha ido en aumento en los últimos años. A su vez, las respuestas a iniciativas recientes en las redes sociales (a nivel internacional y local), han visibilizado la dificultad que existe entre la población para identificar los hechos que pueden ser considerados como violencia sexual.
LA VIOLENCIA SEXUAL EN PANAMÁ
En los últimos años, los delitos contra la integridad sexual de las personas han aumentado considerablemente en el país. Si comparamos los datos de 2015, 2018 y lo que va de 2019 sobre los delitos sexuales más cometidos (violación, acceso sexual con una persona mayor de 14 años y menor de 18, y actos libidinosos), se tienen los siguientes datos[1]:
De este gráfico destaca que el delito de violación sexual es el que más se denuncia, seguido del delito de acceso sexual con personas menores de edad, mayores de catorce años y los actos libidinosos; es decir, aquel que generalmente implica tocamientos, fricción de los genitales contra los genitales y/o el cuerpo de la víctima, el empleo de la lengua en contacto con la vagina o el ano de la víctima u otros, en contra de su voluntad.
Si hacemos una relación entre el número de casos de violación por mes y por día (al ser este el que presenta los datos más elevados entre los delitos sexuales), los datos indican que en 2015 se presentaron 151 denuncias mensuales, que equivalen a 5 delitos diarios. En 2018, 209.6 casos mensuales, lo que equivale a 6.9 denuncias diarias. Finalmente, hasta el 31 de octubre de 2019 se han presentado 223.8 denuncias mensuales, lo que representa 7.4 denuncias diarias.
Es importante destacar que, según cifras del Ministerio Público, el 88% de las víctimas de los delitos sexuales son mujeres, y el 60% de estas son menores de edad. [2] Esto último es relevante porque se trata de delitos que marcan a niñas y mujeres de por vida, con consecuencias psicológicas y físicas como traumatismo ginecológico, embarazo no deseado, aborto inseguro, infecciones de transmisión sexual, depresión, comportamientos de alto riesgo (por ejemplo, relaciones sexuales sin protección, suicidio, iniciación sexual temprana, múltiples compañeros íntimos, abuso del alcohol y otras drogas, entre otros. (Organización Mundial de la Salud y Organización Panamericana de la Salud., 2013)
#MEPASÓ Y LA “CIFRA OSCURA” DE LOS DELITOS SEXUALES
Pese a lo alarmante de las cifras, es importante señalar que estos delitos tienen un alto número de subregistro, también conocido como “cifra oscura”, dado que muchas víctimas –por diversas situaciones– deciden no denunciar.
En los últimos años, los movimientos de mujeres han acudido de forma recurrente al ciberactivismo para visibilizar sus problemáticas. Podemos citar en particular citar el hashtag o etiqueta #MeToo, originario del mundo hollywoodense, el #NiUnaMenos argentino y el #YoSiTeCreo español, todos ellos con un impacto global. En el contexto panameño, se creó #MePasó, que también busca visibilizar las situaciones de acoso sexual que han padecido las mujeres. Así, lo que ha sido denominado como “tecnopolítica”, ha permitido potenciar la voz y la participación de una parte de la ciudadanía habitualmente excluida del espacio público. Aunque las organizaciones de mujeres buscan sensibilizar sobre el tema desde hace mucho tiempo, en las últimas semanas, las acusaciones de violaciones sexuales contra un diputado panameño, seguidas por la viralización del video de un joven que tocaba mujeres sin su consentimiento en lugares públicos, volvieron a poner el tema de la violencia sexual en el centro del debate público panameño.
Particularmente llama la atención que, a pocos minutos de creada la etiqueta #MePasó en Panamá, cientos de mujeres contaron historias (de todos los niveles, ocurridas a distintas edades, tanto en lugares privados como públicos) que revelaron experiencias de violencia sexual física y sicológica perpetradas por sus pares hombres. Al igual que en otros países, la campaña ha podido evidenciar un punto en común: muchas de las mujeres no habían contado sus historias, por lo que tampoco habían acudido a denunciar a sus agresores, lo que se traduce en cientos de denuncias que no se interpusieron ante las autoridades. Los relatos también indican que las mujeres vivieron situaciones de acoso desde edades muy tempranas, cuando no contaban con herramientas suficientes para identificar sus experiencias como violencia sexual.
Por otro lado, muchas de las mujeres que contaron sus historias expresaron haber sufrido más de una situación de violencia sexual en sus vidas, y los relatos muestran que el acoso sexual es más cotidiano de lo que se pensaba, lo que indica que se ha normalizado no solo en Panamá, sino también en otros países donde han surgido iniciativas similares en las redes sociales.
LOS RETOS
Hombres y mujeres debemos aprender mejores formas de socialización para lograr intercambios respetuosos que permitan disminuir la violencia de género, incluida dentro de ella la violencia sexual. Para ello, consideramos necesario:
- Establecer una política pública de educación sexual en las escuelas, acorde a cada etapa de desarrollo, que permita que niñas y niños puedan identificar qué acciones son correctas y cuáles no, con respecto a la integridad de sus cuerpos y de sus emociones.
- Dar cumplimiento a los contenidos de la Ley 82 de 2013, así como a los convenios internacionales en materia de prevención de la violencia de género en lo que respecta a la implementación de una política permanente de prevención de la violencia de género, que no se reduzca a campañas en los meses de marzo y noviembre.
- Reglamentar la Ley 82 de 2019 sobre la violencia mediática y la objetivación sexual de la mujer en medios, con la finalidad de que se eliminen y sancionen las diferentes formas de violencia sexual que sufren las mujeres en estos espacios.
- Mejorar los registros estadísticos para que este tipo de delitos puedan ser desagregados no solo por sexo, sino también por edad, región, etnia, condiciones físicas, entre otros, para conocer las distintas dimensiones que presenta y desarrollar las políticas públicas necesarias para minimizarlas.
- Garantizar la paridad de género desde la Constitución, de modo que las mujeres puedan, entre otras cosas, ocupar cargos de toma de decisión en equidad con respecto a los hombres, lo que facilitaría que se asuman políticas desde la mirada de las necesidades de las mujeres, en vías de disminuir y erradicar la violencia de género.
FUENTES CONSULTADAS
Código Penal de la República de Panamá
Ley 82 de 24 de octubre de 2013
Organización Mundial de la Salud y Organización Panamericana de la Salud. (2013). Comprender y abordar la violencia contra las mujeres: violencia sexual. . Organización Mundial de la Salud .
https://ministeriopublico.gob.pa/estadisticas-judiciales/delito-sexual/
[1] Conforme a los datos del sistema de estadísticas del Ministerio Público
[2] https://ministeriopublico.gob.pa/estadisticas-judiciales/delito-sexual/
Doctora en Derecho y magíster en política criminal por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido docente universitaria, abogada, asesora y consultora en Género, Responsabilidad Social Corporativa y Derechos Humanos, para organismos internacionales, entidades del sector público, empresas privadas y oenegés.
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