Quizá pocos temas han generado tantos estudios como el embarazo en la adolescencia. Son muchos y muy diversos por sus disciplinas y enfoques: Desde la medicina a la demografía o la sociología, y más recientemente la antropología o los estudios de género. Los primeros estudios en la región empiezan a surgir, sobre todo, en la década de 1980 y desde entonces no han cesado. El embarazo en la adolescencia sigue siendo hoy objeto de estudio de investigaciones del campo social o de la salud, conformando una amplia y diversa literatura científica en la región.

Uno de los primeros estudios en Panamá, publicado a finales de la década de 1970, abordaba el embarazo en la adolescencia como un problema de salud y recomendaba, ya entonces, prevenirlo mediante educación en sexualidad. No todas las investigaciones sobre el tema en el país incluyen recomendaciones; muchos son estudios sociodemográficos que permiten dimensionar cuantitativamente el fenómeno a nivel nacional, pero aquellos que incluyen un análisis de sus causas y consecuencias suelen aportar recomendaciones de políticas públicas. En este sentido, todas las recomendaciones insisten en la importancia de la educación en sexualidad y ya ha pasado medio siglo desde que la evidencia científica recomienda lo mismo.

Toda esta evidencia acumulada sobre el tema y las recomendaciones que se desprenden de ella no han sido suficientes para que en el país se hayan implementado políticas transformadoras que impacten en las causas de los embarazos no deseados en la adolescencia. La educación en sexualidad siempre ha estado sujeta a cuestionamientos planteados por grupos y organizaciones con posturas conservadoras en relación a los derechos de las mujeres, los cuales han tenido la capacidad de detener varios intentos previos por intervenir estas realidades con base en la ciencia.

Entre las evidencias recogidas en la literatura científica se encuentran los aportes de los estudios de género. Son estudios que muestran cómo, más allá de ser un problema social o de salud, este es un problema de género. Lo es porque atraviesa al menos tres asuntos determinantes en la fecundidad adolescente: los noviazgos, la sexualidad y la maternidad. Así lo demuestra un estudio etnográfico que realizamos recientemente en el país.

Con relación a los noviazgos, los relatos de las jóvenes muestran cómo interiorizan la idea del amor romántico y en esta, la del novio como un “príncipe-salvador” que resolverá sus carencias emocionales y materiales, que las cuidará en contextos marcados por violencias, desprotección o pobreza. Esa idea del amor romántico, que tanto hemos interiorizado las mujeres por medio de los cuentos que nos leían de pequeñas y que forma parte de nuestra socialización de género, contribuye fuertemente a las decisiones que toman las adolescentes a la hora de establecer relaciones afectivas.

La sexualidad también ha sido construida en nuestros imaginarios y normas de género. Las mujeres, y aún más las adolescentes, han sido alejadas del conocimiento sobre su propia sexualidad, así como del poder de decidir sobre ella. La falta de autonomía sobre sus propios cuerpos también les ha generado problemas para negociar relaciones sexuales placenteras y seguras. Muchas jóvenes sufren relaciones sexuales basadas en la dominación y el placer masculino, donde incluso se convierten en víctimas de violación sexual.

Finalmente, el papel de la maternidad en la construcción de su identidad como mujeres está muy presente en sus testimonios: la maternidad como expectativa, como supuesto destino de las mujeres. Una maternidad que en algunas jóvenes se adelanta cuando no cuentan con otros proyectos de vida alternativos o posibles. Ahí es donde aparece el deseo de convertirse en madre para ser alguien o para hacer el tránsito a la vida adulta.

Pero, al igual que todo lo anterior tiene un efecto sobre los comportamientos y deseos de las adolescentes, también lo tiene sobre los hombres: sus ideas sobre el noviazgo, la sexualidad y las mujeres, así como sus modelos de paternidad, tienen un efecto igualmente dañino o de riesgo en los embarazos no deseados de las adolescentes.

Recientemente fue publicado un comunicado que un grupo de expertas en género y derechos humanos, entre ellas académicas y científicas, redactaron con base en su análisis de las “Guías de Educación en Sexualidad y Afectividad” del Meduca. En dicho comunicado, denuncian la reproducción de estereotipos y normas de género en los contenidos y la falta de un enfoque de transformador. Estas guías, privadas de una perspectiva de género con relación a una versión anterior, desestimarían el conocimiento generado sobre el tema y corren el riesgo de reproducir los condicionantes del embarazo en la adolescencia. Pero más allá de eso, que no es poco, nos sirven como ejemplo paradigmático de la desconexión entre lo que sabemos y lo que hacemos.

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Originalmente publicado en el diario La Prensa el 13 de mayo de 2023.