Cuando se invita a dialogar sobre democracia y libertad de expresión —como lo ha hecho el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá, con el apoyo de la Unión Europea y la Casa de América de España—, se suele hacer énfasis en una de las caras de este derecho fundamental: la libre expresión de las ideas y la libertad de prensa. Y con razón. Ambas libertades se encuentran amenazadas en nuestros países, y en el mundo en general, de muy diversas maneras. Sea por regímenes autoritarios que persiguen a periodistas críticos y tratan de controlar las narrativas de los medios a través de diversas estrategias, pero también por el mismo cambio tecnológico que ha afectado la sostenibilidad financiera de los medios tradicionales.
En principio, hay que afirmarlo: este es un problema real. Pero también es necesario mirar la otra cara del derecho a la libertad de expresión: el derecho a la información y cómo su merma, expresada en la falta de pluralismo, también puede afectar a la democracia. Las líneas que siguen resumen algunas de las reflexiones que llevamos a ese Foro, producto de los resultados que hemos obtenido en nuestras dos encuestas nacionales de Ciudadanía y Derechos (2019 y 2021) referidos a los medios, a saber:
1) El cambio de los modos de informarse de la población panameña: la TV sigue siendo el medio informativo preferente, pero los medios digitales, especialmente las redes sociales y las aplicaciones de mensajería vienen ganando mucha importancia, aunque de forma asimétrica.
2) Los ciudadanos consideran que los medios actores muy influyentes en la vida pública, pero, paradójicamente,
3) La gente no confía en ellos.
Las preguntas que nos hacemos son:
¿Por qué las personas desconfían de los medios de comunicación?
Las exploraciones iniciales y la revisión de la literatura académica incumbente nos han permitido ir perfilando algunas hipótesis: Porque hoy las personas pueden comparar. Y esto tiene sus consecuencias.
Los medios tradicionales, aunque importantes, especialmente la TV, ya no hegemonizan la interpretación de los hechos. Los medios digitales han abierto el espacio a otras versiones, pero —además— gracias a su carácter interactivo, les han permitido a las audiencias conversar sobre esas otras versiones que, junto con las de los medios tradicionales, les llegan a través de canales mucho más cercanos y, por lo tanto, más confiables.
Por una parte, podría considerarse que los medios digitales han tenido un efecto democratizador, pero, de cierto modo, también constituyen una amenaza (Lorenz-Spreen et al., 2022). El nuevo mercado de narrativas genera incertidumbre, dudas, y en ese contexto se cuelan, muchas veces de forma coordinada, contenidos expresamente dirigidos a promover acciones políticas, como hemos visto recientemente en los asaltos a los congresos de Estados Unidos y de Brasil (Calvo, 2023).
¿Qué efectos causa este fenómeno en la democracia?
Distintos estudios de opinión, como el Latinobarómetro, el Barómetro de las Américas, y nuestra encuesta de Ciudadanía y Derechos vienen registrando un clima de desafección democrática. Esta desafección, en medio del descontento social, también alcanza a los medios en forma de desconfianza, alejamiento, o crítica de las audiencias, como se ha hecho evidente en algunos países de la región donde se han producido grandes movilizaciones sociales, como las de Chile, en 2019, y las de Colombia, en 2021.
En el contexto de las movilizaciones sociales ocurridas el pasado mes de julio, cuando la Iglesia Católica, como ente facilitador de la mesa de diálogo entre los grupos sociales y el gobierno, pidió que el sistema nacional de radiotelevisión pública transmitiera en vivo las sesiones, nos hemos comenzado a preguntar por la situación del país.
En un comunicado, la Arquidiócesis fundamentó su petición en estos términos: “para que la ciudadanía pueda conocer lo que se debate”. Asimismo, pidió a la población “no confiar en la información difundida a través de las redes sociales” y remitirse “a la información divulgada a través de los medios tradicionales” (Arquidiócesis de Panamá, 2022).
La pregunta que nos hicimos en ese momento fue:
¿Por qué ese llamado? ¿Qué se difunde a través de las RRSS? ¿Qué transmiten los medios tradicionales?
Todavía estamos procesando los resultados de nuestra observación, pero, sin duda, este hecho puso en evidencia al menos dos cosas: que había un amplio descontento social y que existían narrativas paralelas (Redes Sociales/Medios Tradicionales) en relación con sus causas y las propuestas de solución.
Según el Barómetro de las Américas (2018-2019), los grupos descontentos e insatisfechos con la democracia son los que usan las redes sociales de forma más activa. Es en ese entorno digital, efervescente y agitado, donde los líderes populistas y autoritarios se comunican de forma directa con los ciudadanos, donde azuzan la desconfianza en los medios de comunicación, y donde desarrollan estrategias comunicacionales dirigidas a imponer regímenes sin contrapesos. Como muestra, en América Latina se pueden mencionar los casos de Venezuela, Brasil, México y, más recientemente, El Salvador, con figuras políticas que estigmatizan las labores de los medios y de los periodistas, identificándolos como sus enemigos, al tiempo que aumentan su capacidad de acción a través del uso coordinado de redes sociales.
Algunos autores, como Lupu et al. (2020), advierten que en la medida en que el uso de los medios digitales y redes sociales sea mayor que el de los medios tradicionales, a efectos de informarse sobre los asuntos públicos, la desafección por la democracia y las crisis de confianza en las instituciones podría profundizarse. En un entorno como este se corre el riesgo de que las libertades de expresión y de prensa sean coartadas. Solo la sociedad, acuerpada en su defensa, y en defensa de la democracia, es capaz de contrarrestar este embate. Por lo tanto, no solo por obligaciones éticas, sino de supervivencia, los medios deberían estrechar sus lazos con la sociedad, con sus audiencias. Para esa tarea, el pluralismo informativo pareciera ser un elemento clave.
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Referencias
Arquidiócesis de Panamá. (2022, julio 28). Mons. Ulloa: Transmisión del diálogo se realizará por SERTV en tiempo real” – https://arquidiocesisdepanama.org/mons-ulloa-transmision-del-dialogo-se-realizara-por-sertv-en-tiempo-real/
Barómetro de las Américas 2018/19. https://www.vanderbilt.edu/lapop/ab2018/2018-19_AmericasBarometer_Regional_Report_Spanish_W_03.27.20.pdf
Calvo, E. (Conferencista). (2023, enero 25). Fake News y Elecciones en América Latina. https://www.youtube.com/watch?v=gPepu2rMl6s
Lorenz-Spreen, P., Oswald, L., Lewandowsky, S., y Hertwig, R. (2023). A systematic review of worldwide causal and correlational evidence on digital media and democracy. Nature Human Behaviour, 7(1), Art. 1. https://doi.org/10.1038/s41562-022-01460-1
Lupu, N., Ramírez Bustamante, M. y Zechmeister, E. (2020). Social Media Disruption: Messaging Mistrust in Latin America. Journal of Democracy, 31(3), 160-171.
Investigadora del CIEPS. Periodista con maestría en Tecnologías de la Información (TIC) y Doctora en Ciencias Humanas. Profesora e investigadora emérita de la Universidad de Los Andes (Venezuela). Consultora en temas relacionados con la libertad de expresión e información en el entorno digital, y con las TIC para el desarrollo.
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