Debido a la importancia que tiene en la política del país la realización de las primarias del PRD, en las últimas semanas se ha discutido en la opinión pública el significado del torrijismo. La discusión no es nueva, vuelve recurrentemente, y no es rara en una sociedad como la panameña que, como he dicho en otras ocasiones, es altamente ideológica -aunque esa ideologización no se haya polarizado y se exprese de forma incompleta en el ámbito electoral. La cuestión es relevante porque se trata del sistema de ideas de la principal organización política del país durante los últimos treinta años, y que ahora ocupa el gobierno. De tal manera que su visión de Panamá y del mundo nos impacta.

La historiadora Miriam Elizabeth Villanueva (2017) señala entre los antecedentes del torrijismo la ridiculización que hicieron los intelectuales latinoamericanos y estadounidenses de nuestra separación de Colombia y la identidad xenofóbica y excluyente que articularon los intelectuales de la oligarquía panameña. Cuando los militares dieron el golpe de Estado en 1968 no tenían proyecto político, por lo que necesitaban legitimarse. Parte de la estrategia de legitimación consistió en responder a ese pasado oprobioso a través de la adopción identitaria de los principios del republicanismo plebeyo, apuntando hacia los grupos étnicos históricamente subrepresentados: indígenas, negros y mestizos rurales. Al mismo tiempo, la elite local fue caracterizada como vendepatria. Básicamente, el torrijismo consistió en mezclar esta retórica y sus acciones correspondientes con la personalidad de Omar Torrijos.

Así, Torrijos se presentó simultáneamente como un hombre extraordinario y común que corporizó la minimización de las diferencias raciales y resaltó las contribuciones de los pobres al desarrollo y la identidad nacional. Se apoyó en mitos nostálgicos como el de Victoriano Lorenzo, pero sobre todo encarnó a un pueblo de identidad futurista, transversal y antimperialista -a la que contradictoriamente el historiador Ricaurte Soler (1976) llamó gobierno bonapartista- que se redimiría cuando fuera eliminada la Zona del Canal.

Esa idea del torrijismo nos lleva a un aparente callejón sin salida: si Torrijos ya no vive y la Zona del Canal fue eliminada, ¿entonces qué es el torrijismo hoy? Este callejón sin salida fue de cierta manera planteado por el exsecretario general del PRD Pedro Miguel González en una entrevista el 24 de enero, cuando dijo que desde que murió Torrijos el torrijismo en el PRD había empezado a diluirse. Es decir, prácticamente desde la creación del partido.

Por mi actividad académica he tenido el privilegio de conversar largamente con miembros de todos los partidos políticos. Entre otras cosas, con los miembros del PRD he podido abordar el tema del torrijismo. Resumidamente, lo entienden sobre todo como la práctica gubernamental de la consulta. Este estilo de gobierno lo resumen con la frase “entre más se consulta, menos se equivoca uno”, que se le atribuye a Torrijos.

No obstante, según lo que decía, para Torrijos gobernar era más que consultar. En su discurso del 7 de agosto de 1971, ante el primer congreso de corregidores, explicó anecdóticamente, recurriendo a su relación con el movimiento indígena Mama Chi, que “lo único que le pide el gobernado al gobernante es que lo entienda”. Parafraseando al sociólogo panameño Jaime Ford González (2021), estas siguen siendo palabras que hacen docencia.

Otro rasgo originario del PRD es la adscripción a la socialdemocracia. Sin embargo, la identidad socialdemócrata es altamente disputada internamente. No debería sorprender. En mis estudios, utilizando los datos del Latinobarómetro, he mostrado como el PRD ha ido desplazándose ideológicamente de la centroizquierda hacia la derecha moderada (Brown Araúz, 2020). En cambio, internamente al torrijismo lo reivindican todos. Es así porque en principio es lo único que une a los miembros de un partido longevo, gigantesco y que, principalmente gracias a las primarias, parece haberse convertido en la suma de miles de proyectos individuales. En todo caso, la identidad torrijista parece ser suficientemente elástica para contener un largo espectro de identidades ideológicas y prácticas de gobierno.

Recientemente, el politólogo canadiense James Loxton (2022) dio la clave de la supervivencia del torrijismo después de Omar. La larga historia del PRD contiene una inevitable plétora de aciertos y desaciertos. El uso del torrijismo hoy tiene que ver con adherirse a los aciertos. La figura de Manuel Antonio Noriega ha sido aprovechada exitosamente como chivo expiatorio para cargarle todos los abusos del régimen autoritario panameño y ha permitido conservar a Torrijos como símbolo de los logros y valores, al menos discursivos, del régimen autoritario. La idea de logros y valores de un régimen autoritario es difícil de aceptar para quienes somos demócratas, y con muy buenas razones es rechazada enérgicamente por los civilistas locales. Esta incómoda paradoja tiene su máxima expresión en el innegable papel que jugaron Omar Torrijos y los militares en la recuperación del Canal.

 

Originalmente publicado en el diario La Prensa el 28 de febrero de 2023.

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Bibliografía

Brown Araúz, H. (2020). Elecciones Panamá 2019: Un nuevo desvío. En América Latina vota, 2017-2019. Tecnos.

Ford, J. (2021). La palabra docente de Omar. Discursos, entrevistas, declaraciones y escritos de Omar Torrijos Herrera [Inédito].

Loxton, J. (2022, Jaunary). The Puzzle of Panamanian Exceptionalism. Journal of Democracy, 33(1), 85–99.

Soler, R. (1976). Panamá, nación y oligarquía: 1925-1975. Ediciones de la Revista Tareas Panamá.

Villanueva, M. E. (2017). Populist authoritarianism: A cultural interpretation of military government in Cold-War Panama, 1968-1989 [Texas Christian University]. https://repository.tcu.edu/handle/116099117/20639